Es bien verdad que nada es estático, ni siquiera la materia más dura. Todo interacciona con todo y lo modifica.
En cada uno de los instantes, una cosa es según el entorno a su alrededor, es algo dinámico diferente en cada momento, que nunca se repetirá de la misma forma. El orden y el desorden siempre son distintos, así que no tiene sentido pretender que se den las mismas circunstancias para producir un efecto deseado, que recordamos de otra vez, porque los elementos ya no son los mismos.
Nada en realidad es un círculo (ni siquiera el círculo vicioso), sino una espiral. Nada vuelve al punto de partida, aunque se parezca, aunque queramos. El punto inicial ya no existe y por lo tanto no se puede recuperar.
Quizá eso sea la relatividad del tiempo y del espacio: la materia es funcional e interactiva, elástica e inmortal.
Llegados a este punto, no hay escondite posible, no se puede huir voluntariamente de la realidad, te persigue allá donde te escondas. Quizá es un mecanismo de defensa natural la enajenación, mientras los que permanecemos cuerdos (?) luchamos para sobrevivir por encima (o a pesar) de los elementos.
El lenguaje me traiciona y no cumple su misión. No me sirve: Estamos condenados a la entropía, al caos más absoluto, al desacuerdo permanente.
Cada individuo es una espiral que ha evolucionado según sus interacciones ambientales, familiares, oníricas o lo que se quiera, las circunstancias de las que hablaba Ortega y Gasset, y las espirales no se funden, como mucho se enredan.
3 comentarios:
ehi!!!! Si que te pones seria,Maiketa...
¡¡¡Ya es viernes!!! y ESPIRO a tomarme/te una cervecita con vos reina.
Me encata. No se llama evolucion, comonciento. ... Aun que tienes razón. la misma imagen vista ciento de veces da sensaciones nuevas. No percibidas , ya que observabas al principio lo que te interesaba en ese momento. Luego ves mas. ¿Entonces sería una espiral?. La foto es fija, nuestra percepción es la que cambia. Damos vueltas sobre nosotros mismo pero en orbitas diferentes.
Besos Lolo
Muy interesante tu blog
Tonio, no había visto tu comentario cuando te llamé para ir al Michael. A eso se le llama compenetración!!!
Gracias, Lolo, por tu comentario. Es cierto lo de dar vueltas sobre nosotros mismos en distintas órbitas. Por eso decimos que es tan difícil cambiar, aunque en realidad sí que lo hacemos, en una espiral más o menos cerrada. Hay gente que tiene el muelle más flojo que otros! jajajajaja)
Besos.
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