Esta semana ha salido a la luz pública un trabajo realizado en el Wellesley College de Massachusetts, capitaneado por Carol Ann Paul y publicado en la revista Archives of Neurology.
El estudio pretendía demostrar que el consumo moderado de alcohol, de la misma manera que hace tiempo se demostró que tenía un cierto efecto beneficioso para el sistema cardiovascular, también ejercía un efecto protector del sistema nervioso.
Y lo que demostró es que el consumo moderado (y por supuesto el excesivo) de alcohol, no sólo no lo protege, sino que atrofia el cerebro.
¡Pues vaya novedad!
Permitidme una pequeña incursión científica:
Ya era conocido de antiguo, cuando yo estudié la carrera, el síndrome de Korsakoff, amnesia causada por el déficit de tiamina (vitamina B1), consecuencia de la ingesta prolongada y excesiva de alcohol, que conduce al daño del núcleo dorsomedial del tálamo y de los cuerpos mamilares y a la atrofia difusa del lóbulo frontal. Son características, entre otras, el compromiso para codificar nueva información, amnesia retrógrada y anterógrada, y fabulación. En el síndrome de Korsakoff se manifiesta incapacidad para el aprendizaje de material nuevo con una memoria remota relativamente preservada.
Como siempre, el problema reside en los límites entre el consumo discreto, el moderado y el excesivo, teniendo en cuenta, además de la percepción subjetiva de riesgo ante el consumo, las diferencias de sensibilidad individual al alcohol. Hay que añadir que el alcohol produce tolerancia, es decir, cada vez se necesita mayor dosis para producir los mismos efectos. Eso NO significa que quien bebe habitualmente, puesto que tolera más alcohol, esté más protegido de sus consecuencias, sino todo lo contrario.
Se considera un consumo excesivo de alcohol 40 g/día en hombres, y 20 g/día en mujeres (las mujeres somos más sensibles al alcohol que los hombres). Estas cantidades se calculan según una fórmula, teniendo en cuenta la inmensa variedad de bebidas alcohólicas que existen y las diferentes graduaciones:
volumen (cc) x graduación x 0,8
_________________________
100
siendo 0,8 la densidad del alcohol.
Así, por ejemplo, un quinto de cerveza "Estrella" tiene 250 cc y una graduación de 5,4º. Aplicando la fórmula, tomarse uno de estos quintos equivale a ingerir 10,8 g de alcohol.
Otro ejemplo: media botella de vino (375 cc) de 13º tiene 39 g.
Actualmente el cálculo se hace en unidades: 1 unidad = 10 g.
Se considera consumo moderado hasta 20 unidades/semana en hombres, y hasta 13 en mujeres, y un consumo de riesgo: más de 28 y 16 unidades/semana respectivamente.
Para acabar, os pongo unos ejemplos:
1 vaso o copa de vino (100 cc) = 1 unidad
1 caña cerveza (200 cc) = 1 unidad
1 carajillo o vermut (50 cc) = 1 unidad
1 cubata de ron, ginebra o whisky = 2-4 unidades (según lo cargado que esté).
Y ahora, ¡a consumir con responsabilidad!
2 comentarios:
¿Sabes si hay algún estudio sobre la relación que hay entre el alcoholismo y la actitud que se tiene ante la bebida?
1)Alguna gente bebe por placer y 2)otra gente lo hace para conseguir algo - olvidar, evadir,dejar de sentir, etc.?
He observado que el comportamiento de unos y otros es muy diferente.
En el primer grupo están los que se beben una botella de buen vino en una cena pero prefieren no beber antes que beber un vino malo.
En el segundo grupo estarían los que beben hasta que el cerebro les hace "click" (la descripción me la dió a un bebedor compulsivo) y aunque prefieran un vino bueno, si no lo hay, no le hacen ascos a uno malo.
Los del primer grupo podrían prescindir de la bebida como prescinden del chocolate o cualquier alimento que les proporciona disfrute cuando no lo tienen a mano, y en cambio los del segundo grupo son más propensos a caer en la adicción o el alcoholismo¿?
P.D. Me encanta la imagen - si la miras fijamente te marea
Por supuesto, creo que es muy importante la actitud ante la bebida. Además, hay personas con tendencia (algunos estudios apoyan un origen genético en esto) a la adicción, son capaces de "engancharse" a cualquier cosa.
Y, naturalmente, es mucho más fácil llegar a ser adicto teniendo la segunda actitud que describes, que la primera. Tiene que ver con lo que ya he dicho varias veces, del uso que se hace de las cosas. El primer caso es uso, que lleva al disfrute, el segundo abuso o mal uso, que empieza como disfrute, pero acaba como enfermedad.
En cuanto a lo del "click", me ha hecho gracia, porque anoche volví a ver "la gata sobre el tejado de zinc", donde Paul Newman dice que bebe hasta que oye ese "click" en su cerebro, que es cuando deja de sentir asco por él mismo.
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