sábado, 18 de diciembre de 2010

Navidad... uf!

Aunque parezca mentira (cada año me pilla por sorpresa), y aunque sea un topicazo, estamos prácticamente en Navidad y la previa, es la semana de los ágapes navideños de empresa, de amigos, de clase... cualquier excusa es buena para montar una comida o una cena entre la gente que comparte alguna actividad. Que digo yo... ¿por qué? ¿Quién ha creado esa necesidad? La gente que quiere quedar, que quiere verse, que quiere reunirse y charlar, comentar cómo va la vida... ya lo hace durante el resto del año sin necesidad de excusas. Sin necesidad de pagar los precios de los menús navideños, ni tener que reservar casi en verano, como la lotería, sin tener que ir disfrazado...
Para mí la Navidad es la excusa para ver a familiares que sólo veo casi en estas fechas u otras celebraciones tipo bodas, bautizos, comuniones y demás. Pero con la gente del trabajo... a duras penas aguanto a algunas personas por obligación, ¡como para aguantarlas fuera, en mi tiempo libre!

De las diversas cenas de empresa que tenía (es lo que tiene el pluriempleo), decidí que sólo iría a una, porque era gratis (es tan triste la realidad) y porque se celebraba el 60º aniversario desde su fundación. Fue el jueves, en un gran hotel de Barcelona, y asistimos gran parte de los 250 médicos con los que cuenta la empresa, y un montón más de empleados de enfermería, administración, técnicos, etc.

Como hace más de 11 años que trabajo en ella, tuve la oportunidad de asistir también a la del 50º aniversario, y debo decir, no sé si porque el número era más redondo, o por la crisis actual, o porque entonces yo tenía mucha más vitalidad e ilusión, que aquélla fue más divertida. El maestro de ceremonias era el mismo, un médico que tiene vocación de showman y es el hombre de confianza del fundador para estos menesteres. Iba vestido con frac, se disfrazó de papá Noel, e hizo un monólogo muy divertido, si no fuera porque lo hizo pasar por suyo, cuando en realidad es de Arturo Pérez Reverte, la tesis sobre la palabra "cojones".

La cena estaba organizada como un banquete de bodas, cada uno teníamos nuestro lugar asignado. Junto a mi mesa estaba la presidencial, con el fundador, de 84 años, y su mujer, además de los grandes dinosaurios de la empresa. En total esa mesa rondaba los 1000 años.

En medio de la cena, a uno de ellos le dio una lipotimia y cayó al suelo. A pesar de haber más de doscientos médicos en la sala, el médico en cuestión no se recuperó, y hubo que llamar al 061 para que se lo llevasen a un hospital.
Quedó patente que los médicos en realidad no servimos para nada, sin nuestros aparatos, máquinas, y fuera de nuestro medio natural. Los radiólogos: sin poder hacer una placa... yo: como no le haga una biopsia o espero a hacerle la autopsia... otorrinos, digestólogos, traumatólogos, dermatólogos, cirujanos, ginecólogos: ni caso... los anestesistas, cardiólogos, internistas: sin fonendo, electrocardiógrafo, tensiómetro...
En fin, todo bastante patético. No me quedé al baile.

viernes, 3 de diciembre de 2010

el timo 419

Quiero pedir disculpas a todos los que seguís este blog porque he desaparecido durante un mes sin dar ninguna explicación. Ni he aparecido por este blog, ni por ningún otro, y es que he estado muy entretenida.
Lo que me ha tenido entretenida ha estado a punto de materializarse en una estafa, y es por eso que quiero contarlo aquí, para advertir y dar difusión, aunque sea pequeña, porque en la red no lo he visto denunciado.

El tema se inició hace cosa de dos meses y pico cuando, animada por un amigo, me inscribí en un portal de parejas, concretamente Parship.es (qué queréis, soy humana: de vez en cuando me dan arrebatos de no querer estar sola). Transcurrido un mes, el movimiento era escaso, y los contactos nulos (la verdad es que yo tampoco ponía mucho de mi parte).
De repente contactaron conmigo en inglés dos tipos, uno desde Londres y otro desde Dubai, con historias distintas, pero con algunos rasgos en común. Tras cruzarnos varios mails, dejó de interesarme el de Dubai y seguí la comunicación con el de Londres, vía mail y por chat, lo que me ocupaba el escaso tiempo sin trabajar de que dispongo. Me facilitó algunos datos que yo podía comprobar, y lo hice: una dirección que confirmé en google que existía, y un número de teléfono con prefijo internacional 44 del Reino Unido al que llamé y me contestó, aunque sólo hablé con él unos segundos, porque me costaba entenderle y pensé que mi listening necesitaba mejorar mucho.

Para resumir la historia, se trataba de un irlandés bien situado cuya ex-mujer murió de cáncer meses después de divorciarse, hace unos tres años. Freelance como computer consultant, solo en el mundo a excepción de un hijo que estudiaba en una universidad de Londres y al que adoraba, por supuesto. Me mandó una foto suya, con una pinta de irlandés indiscutible.
Estaba en Londres terminando un proyecto de trabajo, había viajado por muchos países y anteriormente había trabajado en Barcelona, cuyo ambiente le encantaba, igual que las mujeres españolas, así que pensaba instalarse aquí al acabar el proyecto actual.

Debo decir que leo toda la literatura referente a mi trabajo en inglés, pero es muy especializada. No tengo oportunidad de mantener conversaciones ni leo en inglés nada que no sea de patología, así que mi nivel no es especialmente elevado. Por ello aunque me chocaban algunas expresiones, tiempos verbales y sintaxis que utilizaba en sus mails y en el chat, pensaba que mis conocimientos de inglés coloquial son muy escasos.

Naturalmente mi interés fue aumentando, al notar el suyo y sus ganas de venir a Barcelona a conocerme. Acabó su proyecto y concretó la fecha de su viaje, enviándome la confirmación de KLM de su vuelo.
A todo esto he de añadir que se interesaba mucho por mis hijos, siempre me preguntaba por ellos, sobre qué hacían, dónde estaban, les daba recuerdos... Su hijo pasaba unos días con él y también me enviaba saludos, incluso llegó a escribirme un mail adjuntando una foto.

Así se fue preparando el terreno, hasta que unos días antes de venir, le surgió una entrevista de trabajo en Nigeria, y aunque debía viajar allí, aquéllo "no cambiaba los planes" porque sólo estaría un día. Viajaría con su hijo, a quien le hacía gracia ver otros lugares, y así además no iría solo.
Aquí se me subió la antena aunque todavía daba crédito. Se suponía que desde Nigeria me escribiría, puesto que se llevaba el portátil.
Y efectivamente, me escribió. Para contarme una película tan inverosímil que hasta yo, que soy una ingenua, no me tragué. Pero por aquéllo de... ¿y si fuera cierto?, le contesté. También me llamó por teléfono desde un número nigeriano (comprobé el prefijo inmediatamente), y esta vez ya pude hablar con él y escucharlo algo más , de manera que en seguida me di cuenta que de británico tenía menos que yo, y entendí por qué me parecía que llevaba una zapatilla en la boca: su inglés era africano, concretamente nigeriano. Nos cruzamos varios mails y llamadas de teléfono pero no consiguió nada.

Para hacerlo corto, el cuento era que al llegar a Nigeria, un taxista los había engañado y los asaltaron unos hombres armados que les pidieron todo lo que llevaban encima. El hijo, con su espíritu joven y rebelde, se había negado, le habían disparado en la cabeza y se encontraba en coma en el hospital. Lo había denunciado a la policía quien no le había hecho mucho caso, había acudido a la embajada donde tampoco, y su banco al que llamó para pedir dinero no tenía oficina por allí. Naturalmente, tenían que hacerle una radiografía a vida o muerte para saber dónde estaba alojada la bala, que costaba 750€. No quería pedírmelo, pero no tenía otra opción, me lo devolvería, y me imploraba por favor que salvase la vida de su hijo.
Evidentemente se acabó la comunicación.

Lo primero que hice fue denunciarlo a la webmaster de Parship, quienes me contestaron inmediatamente y eliminaron su perfil de la página.
Gracias a la inestimable ayuda de Patsy, aprovechando que estuve en Madrid, comprobamos que el número de teléfono que me había dado, aunque tiene el prefijo de Reino Unido, se sigue de diez cifras, las dos primeras 70, lo que le hace ser un número especial que puede hacer y recibir llamadas desde cualquier lugar. Puede contratarlo cualquiera, pero los británicos no suelen hacerlo porque es caro.
Estaba convencida de que el otro tipo que me escribió desde Dubai era otro timo parecido, y comprobé que el número de teléfono que me dio también tenía las mismas características. También comprobamos que la dirección que me había facilitado no correspondía a ningún hotel, donde se suponía que vivía en Londres. Quisimos averiguar las IP y su localización desde donde mandaban los mail, pero ahí no conseguimos nada.

Debo confesar que me fastidió bastante, y empecé a buscar información por internet. La red va plagada del llamado timo o estafa nigeriana, que también se denomina timo 419 porque es el artículo del código penal nigeriano que infringe, y tiene múltiples variantes, siempre ofreciendo comisiones sustanciosas al colaborar para cobrar una herencia, o una lotería, donaciones a ONG y otras. Falsifican sellos, firmas y membretes oficiales y suelen ser timos bastante elaborados. No siempre operan desde Nigeria, pero el timo se ha quedado con ese nombre.

Sin embargo, no he encontrado nada en relación a páginas de contactos, y estoy segura de que tiene que haberlo. He vuelto a indagar en el portal y, sabiendo lo que sé, he visto más de un perfil que huele a timo nigeriano.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Obras

Estoy liada cual pata de romano.

Por fin, después de no sé cuántos años tras ello, y tras dos años y medio desde que se aprobó el proyecto, persiguiendo a la gente para que pague o se comprometa a pagar, se empieza a rehabilitar la fachada del edificio donde vivo. Yo ya llevo dos años pagando el préstamo que pedí para ello, y me quedan otros tantos.

Esta semana han empezado a poner los andamios, que hasta el permiso para ello ha costado, porque el ayuntamiento se negaba porque ocupa toda la acera. Andamios especiales, aislados, porque tiene que venir personal especializado para tirar abajo la fachada, que es de fibrocemento (del de antes, el que contenía el cancerígeno amianto), y para retirar los escombros.

La mayor parte de la fachada cubre unas tribunas a manera de balcones cerrados, que dejarán a la intemperie. El salón de mi casa (y de la mayoría de vecinos) da a esa tribuna, que además hace las veces de habitación. Para no quedarnos literalmente con el culo al aire, nos taparán el salón y las ventanas de las habitaciones que dan a la tribuna con pladur. ¡Hala, sin ventilación, o con un ventanuco que nos abrirán en el pladur, para que nos contemplen los trabajadores!

En esa tribuna tengo un estudio, lleno de estanterías con libros, un escritorio y todas las plantas que hay en mi casa. Pues este largo fin de semana, en lugar de salir, descansar, bailar o dormir, he tenido que desmontarlo y empaquetarlo todo, porque mañana empiezan a tapiarnos.

A la pasta que me cuesta la fachada, veintiún mil euros del ala, hay que añadir que he tenido que alquilar un trastero mientras duren las obras, porque no tengo sitio en casa para dejar todo lo que he desalojado de la tribuna: cajas con libros (muchos los he puesto en doble fila en otra gran estantería que hay en el salón, pero todos no me caben), montones de estantes, laterales, traveseros, cajonera, cortinas, lámparas... Y sin contar las plantas. Las orquídeas me las llevaré a mi despacho del hospital, para que se pongan estupendas como la que tengo allí, el resto tendré que bajarlas al patio, si me dejan.

No sé cuánto tiempo van a durar las obras, alrededor de un año o más para todo el edificio, pero lo que me concierne a mí no sé cuántos meses, sólo sé que voy a estar muy entretenida...

domingo, 24 de octubre de 2010

Una de cal y otra de arena

Este fin de semana ha sido agridulce respecto al baile.
Voy a clase los viernes (¡ya estoy en el nivel medio-avanzado!), a pesar del cansancio acumulado del día y de la semana, porque luego hay baile. Si no fuese a la clase, me daría mucha pereza salir de casa sólo para bailar. Así aprovecho para aprender y luego poner en práctica lo aprendido.
Ese día bailamos en una sala peculiar, la Peña Artística La Constancia (PAC), un local donde los jubilados del barrio de Hostafrancs juegan al dominó o al bingo y bailan bailes de salón. Naturalmente el viernes por la noche está reservado por nuestra escuela para bailar swing. El suelo es de terrazo, no muy adecuado para este tipo de baile, y el aire se acondiciona con ventiladores insuficientes. Hay mesitas alrededor, cubiertas con manteles hasta el suelo de color lila y flores artificiales blancas, y con servilleteros que indican con un letrero que están reservadas para la Sra. María o el matrimonio Carmen y Ángel. El techo y las columnas están adornados con cintas y globos lilas y blancos. Todo muy kitsch, pero ya se ha consolidado como un clásico del Lindy Hop los viernes por la noche. Aunque asisten algunos profesores, la mayoría de los que vamos a bailar allí somos alumnos de los primeros cursos e intermedios. Así que el ambiente es muy distendido, no hay estrellas, nos conocemos todos, y lo pasamos bien. Siempre hay más mujeres que hombres, y algunos días, muchísimas más.

Este viernes, no sé por qué misterio de la naturaleza, había menos mujeres que hombres, la primera vez desde que yo bailo.
Fue fantástico, me lo pasé fenomenal. No paré de bailar en toda la noche, a veces incluso tenía que escoger entre dos candidatos, bailé con algún chico con el que no había bailado jamás, bailé Balboa sin saber...
Me salieron ampollas en los pies, pero yo seguía bailando.
Insólito.

La otra cara de la moneda ha sido esta tarde. Había baile organizado por otra escuela, en el ático de un edificio dedicado a la danza y artes escénicas. Por lo menos, suelo de parquet. Bailadoras a patadas. Nivel muy alto, mucho master del universo.
Por si fuera poco, al cabo de un rato, ha venido la guardia urbana, que ha obligado a bajar el volumen de la música. Me ha parecido alucinante, a las siete de la tarde. Desde la calle se oía un poquito la música. Desde luego, menos que lo que se oye a Luis Miguel desde mi casa. Se han cerrado las ventanas, y no había ningún tipo de acondicionamiento de aire.
Resultado: he conseguido bailar dos o tres bailes, y me he marchado, asqueada.

He comentado con uno de los que ha bailado conmigo la enorme desproporción que había entre leaders y followers y, naturalmente, ni se había dado cuenta.
Desde luego, recomiendo a todos los chicos, en especial a aquellos que tengan la autoestima baja, que se apunten a bailar. No hay terapia más eficaz: Se sentirán queridos, solicitados, disputados, y encima se lo pasarán bien bailando.

lunes, 18 de octubre de 2010

Mi limón, mi limonero

Una amiga me ha reenviado el siguiente correo, procedente de esas cadenas que no soporto. Pero es que encima me toca el punto débil, es un tema, el del cáncer, con el que estoy en contacto a diario, y que conozco bien. Me lo ha enviado sin ningún texto personal, soy una más entre unas cuantas direcciones de correo electrónico. Sé que lo hace con la mejor intención, que en el fondo se cree todo o parte de lo que se dice en él, que debería haberlo tirado directamente a la papelera, pero no puedo pasarlo por alto.


El Limón (Citrus limonun Risso, Citrus limon (L.) Bum., Citrus medica) es un producto milagroso para matar las células cancerosas. Es 10,000 veces más potente que la quimioterapia. ¿Por qué no estamos enterados de ello? Porque existen organizaciones interesadas en encontrar una versión sintética, que les permita obtener fabulosas utilidades. Así que de ahora en adelante usted puede ayudar a un amigo que lo necesite, haciéndole saber que le conviene beber jugo de limón para prevenir la enfermedad. Su sabor es agradable. Y por supuesto no produce los horribles efectos de la quimioterapia. Y sí tiene la posibilidad de hacerlo, plante un árbol de limón en su patio o jardín. Todas sus partes son útiles.

La próxima vez que usted quiera beber un jugo, pídelo de limón natural sin preservantes.

¿Cuántas personas mueren mientras este secreto ha estado celosamente guardado para no poner en riegos las utilidades multimillonarias de grandes corporaciones?

Como usted bien lo sabe el árbol de limón es bajo. No ocupa mucho espacio, Se le conoce con el nombre de Limonero, limón, lima , limoeiro (gal.), llimoner (cat.), limoiaritz (eusk.).

La fruta es un cítrico que viene en diferentes presentaciones su pulpa se la puede comer directamente o se la emplea normalmente, para elaborar bebidas, sorbetes, dulces etc.

El interés de esta planta se debe a sus fuertes efectos anti cancerígenos. Y aunque se le atribuyen muchas más propiedades, lo más interesante de ella es el efecto que produce sobre los quistes y los tumores. Esta planta es un remedio de cáncer probado para los cánceres de todos los tipos. Hay quienes afirman que es de gran utilidad en todas las variantes del cáncer.

Se la considera además como un agente anti-microbial de amplio espectro contra las infecciones bacterianas y por hongos; es eficaz contra los parásitos internos y los gusanos, regula la tensión arterial alta y es antidepresiva, combate la tensión y los desórdenes nerviosos.

La fuente de esta información es fascinante: procede de uno de los fabricantes de medicinas más grandes del mundo, quien afirma que después de más de 20 pruebas de laboratorio, realizadas a partir de 1970 los extractos revelaron que:

Destruye las células malignas en 12 tipos de cáncer, incluyendo el de colon, de pecho, de próstata, de pulmón y de páncreas…

Los compuestos de este árbol demostraron actuar 10,000 veces mejor retardando el crecimiento de las células de cáncer que el producto Adriamycin, una droga quimioterapéutica, normalmente usada en el mundo.

Y lo que es todavía más asombroso: este tipo de terapia, con el extracto de limón, destruye tan sólo las malignas células del cáncer y no afecta las células sanas.

Instituto de Ciencias de la Salud , L.L.C. 819 N. Charles Street Baltimore, MD 1201

No dejes de reenviarlo!!!


Que el limón es muy sano, no voy a cuestionarlo ni rebatirlo. Es muy rico en ácido cítrico y en vitamina C (y en menor cantidad, A, E y B). Contiene además minerales como potasio, magnesio, fósforo, calcio, y pequeñas cantidades de hierro, cobre, cinc y manganeso.
La fórmula del ácido cítrico es C6H8O7, es decir, contiene 6 carbonos, 8 hidrógenos y 7 oxígenos. En la industria se obtiene por fermentación de azúcares como sacarosa o glucosa. Es un potente antioxidante, y se utiliza como conservante en muchos alimentos. En nuestro organismo se obtiene de forma natural como metabolito intermediario en el ciclo de los ácidos tricarboxílicos. En alguna ocasión (entradas sobre el chocolate y la cerveza) he mencionado las propiedades beneficiosas de los antioxidantes. No voy a decir nada respecto a las vitaminas, ya que de todos es sabido que son necesarias para nuestro metabolismo, en cantidades muy pequeñas.

Es decir, el limón es muy bueno y muy sano, además de muy rico.
Pero de ahí a decir que es más potente y eficaz como tratamiento contra el cáncer que un quimioterápico, y hacer proselitismo para abandonar las terapias antineoplásicas en favor de tomar zumo de limón, va un abismo e insulta mi inteligencia. Sé que no debería hacer caso, el mail es tan simple y tosco que da risa, pero se está tocando un tema muy importante que afecta la vida de las personas.

Es típico de vendedores de humo y charlatanes argumentar con conspiranoias como que la industria farmacéutica oculta los poderes del limón para poder vender sus productos, ya que tratar el cáncer con limón sería muy barato. No digo yo que las farmacéuticas sean hermanitas de la caridad y no tengan intereses económicos, pero precisamente se gastan muchos millones para encontrar fármacos útiles contra el desarrollo del cáncer, naturalmente para sacar provecho después con su venta. Todas buscan la panacea, es decir, el fármaco anticanceroso ideal (que nunca puede ser único, lo saben y tienen muchos frentes abiertos), y si el limón lo fuese, ya lo tendrían patentado, con otro nombre, ocultando su fórmula, o maquillándola.
También es típico de los charlatanes utilizar un lenguaje aparentemente científico o técnico (aunque no es el caso), para parecer serios o eruditos, aunque los argumentos sean equívocos, confusos o incluso contradictorios. En este mail se está hablando por un lado de tratamiento del cáncer y por otro de prevención. Mezclando churras con merinas.
Y por último, suele ser también común a todas estas mentiras la falta de pruebas, a favor o en contra, de lo que se habla. No hay referencias de dónde se sacan los datos, estudios que corroboren lo que se afirma, etc, etc.

Así que por favor, intentad comer lo más sano posible, limón y otros cítricos incluídos, pero si tenéis una enfermedad grave: acudid al médico, y no os creáis patrañas como la de este hoax.

NO existen los tratamientos milagrosos contra el cáncer. Actualmente el cáncer ya no es el coco que era hace unos años, se curan muchos cánceres, gracias a que se ha avanzado en la detección precoz y en nuevas terapias más efectivas y selectivas. Mucha gente trabajamos diariamente en aprender cómo se desarrolla, cómo se manifiesta y cómo combatirlo, y es una tarea muy seria que no puede ser menospreciada por ignorantes que escriben estupideces.

domingo, 17 de octubre de 2010

Si estoy oyendo a Luis Miguel, hoy es domingo

Hace ya un tiempo publiqué aquí lo mucho que me molesta entrar en una página web y que haya publicidad en movimiento. Dos años después, como era de esperar, la cosa no sólo no ha mejorado, sino que ha empeorado. Ahora, cuando accedes a la web de un diario digital, ya sabes que lo primero que te va a salir es un anuncio, y rápidamente apuntas el ratón donde imaginas que está la cruz para cerrarlo y acceder a la página que de verdad estás buscando. Es el primer paso. Una vez estás en la página de inicio, el siguiente es el bombardeo de publicidad móvil entre las diferentes noticias: imágenes que aparecen, desaparecen, cambian, colorines que se meten en la retina y te distraen de la lectura que has ido a buscar. Y no sólo en la página principal. Acceder al artículo, o a la entrevista que quieres leer en profundidad ni te protege ni tiene más conmiseración. Es difícil concentrarse en la lectura. Sin tener los ojos a los lados de la cabeza como los pájaros, tenemos una cierta visión lateral que nos impide eludir el anuncio que nos reclama. Y cuidadito con dónde dejas el ratón, porque la novedad es que como la flecha se pare sobre algún anuncio, o a veces incluso sin necesidad de que esté sobre él, se despliega automáticamente y te obliga a tragártelo.
Podría aducirse que los diarios digitales son gratuitos (de momento), y que de alguna manera tienen que financiarse. Me parece muy bien, pero los periódicos impresos no son gratuitos y también llevan publicidad, así que no se trata de publicidad sí o publicidad no, sino de que se quede quieta, y quien quiera leerla, que la lea, y quien no, pues que le dejen tranquilo.
Como dije entonces, me molesta que interfieran mis pensamientos o hacia dónde los dirijo. Y me molesta que me impongan lo que tengo que leer, o lo que tengo que ver.
Pues lo mismo con la música. No me gusta la música alta, porque me impide pensar. Me molesta ir en un coche con la radio a toda pastilla. Ya no digamos no ir en el coche, y tener que sufrir la de los que pasan con las ventanillas abiertas y con la música (por llamar a ese ruido de alguna manera) a miles de decibelios.
En casa, si se pone música, tiene que ser con un volumen muy moderado. Soporté la música estridente que escuchaba Pol de adolescente (afortunadamente la música que le gusta ahora también es de mi agrado), y tengo que aguantar la que escucha ahora Àlex (que ya se le pasará), pero saben que no pueden pasar de un cierto volumen, o se ponen los auriculares.
Pues el colmo es tener que oír los domingos la música que escucha alguien del barrio, del edificio de enfrente (no a menos de 40 ó 50 metros), cuando encima no te gusta. La vecina en cuestión (estoy segura de que es una mujer), escucha todos los domingos a Luis Miguel, y nos hace partícipes a todo el barrio de sus almibarados boleros. Incluso ahora, que las ventanas ya están cerradas.

martes, 12 de octubre de 2010

Antony and the Johnsons

Descubrí a los Antony and the Johnsons en febrero de 2005. En un programa de radio, un comentarista de música dijo que era lo mejor que había escuchado últimamente, puso un fragmento de una de sus canciones, y me atrapó. Supongo que fue la música adecuada en el momento adecuado.

Jamás me había pasado nada parecido con ningún otro grupo. Me compré el disco que acababan de editar, el segundo largo de su carrera, y recopilé todo lo que habían publicado hasta entonces. Lo escuchaba día y noche sin parar. Su música invadía mi interior y me rellenaba como si se tratase de plastilina que ocupase mis huecos. Lo recomendaba a todos mis amigos y conocidos, y no entendía cómo podía no gustar o ser indiferente a alguien.
Antony, el líder y alma del grupo, me parecía un ser atormentado, por su manera de cantar y por las letras de sus canciones, y su voz, profunda, melodiosa, desgarradora, encauzada en unas melodías difíciles, diferentes, sobrecogedoras... es algo que no se puede explicar con palabras: hay que oírlo.
Su look es también bastante peculiar, lo que se dejaba ver en las carátulas de sus discos.

Contagié mi entusiasmo a un gran amigo (luego fue él mismo mayor entusiasta que yo), quien me sorprendió en agosto con la compra de unas entradas para el primer concierto de su primera gira por España, en Cartagena, en el auditorio al aire libre del parque Torres. Hice unas cuantas piruetas en el alambre para poder asistir, y finalmente fuimos.

Debo decir que no soy muy amante de ir a conciertos y no he ido a muchos, por la sencilla razón que me agobian las multitudes (en el último concierto al que había ido, de Sabina, me desmayé). Sin embargo, éste era con asientos, en un teatro romano, con música intimista y con un target de asistentes asumible para mí.

El inicio del concierto se retrasó, y la expectación era máxima. Yo me sentía como una niña a quien llevan por primera vez a un espectáculo insólito, tantas eran mis ganas de conocer a Antony.
El escenario, a oscuras, con un piano iluminado, era el centro de toda la atención de los asistentes que llenábamos el teatro. De repente, apareció una figura humana enorme, algo encorvada, embutida en una camisa blanca y unos pantalones negros (rotos), con un bolso colgado de un hombro, y pelo negro lacio largo. Parecía una mujer grandullona, con unos andares no especialmente gráciles. Se sentó al piano, y empezó a cantar.
Yo, que durante los meses anteriores había oído miles de veces las canciones de Antony and the Johnsons y me sabía las letras, no reconocía lo que aquel personaje estaba interpretando, ni al personaje mismo.
Inmediatamente pensé que era una broma. Me parecía un hombre disfrazado de mujer de la limpieza de pega, que nos estaba entreteniendo porque Antony llegaba tarde. Pero a medida que avanzaba en la pieza, conseguí reconocer algunas notas, y cuando me convencí de que aquella cosa era Antony, me sentí un poco decepcionada.

Sin embargo, al poco me cautivó. La pasión con la que interpretaba las canciones (a su libre albedrío, porque muchas se parecían poco a las que yo había oído en las grabaciones), su simpatía, haciendo participar al público en algunas de ellas, consiguieron hacerme suya. Aquel corpachón destilaba la sensibilidad de la que yo me había enamorado en sus discos, y no me defraudó. Salí extasiada del concierto (nunca te lo agradeceré bastante, Tonio).

Con ese segundo disco saltó a la fama, empezó a dar conciertos por todo el mundo, y su música incluso llegó al cine, primero de manos de Isabel Coixet en La vida secreta de las palabras, después a series y anuncios de colonias...

Me ha hecho recordar todo esto la noticia de la publicación ayer de su cuarto disco, Swanlights, que he podido escuchar aquí. Aunque ya no escucho sus canciones tan a menudo, sigo sus pasos y tengo todo lo que ha publicado. En elpais.com han publicado hoy una entrevista en la que Antony se define como transexual y responde a preguntas personales y de actualidad. En estos momentos pone música a una ópera que interpretará Willem Dafoe, La vida y la muerte de Marina Abramovic.

La muerte es un tema recurrente en su obra. Os dejo una de las canciones que más me impactó cuando empezaba a escucharlo: I fell in love with a dead boy.


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