domingo, 2 de agosto de 2009

La odio

Los miércoles por la noche tengo que ponerme a ordenar la casa, a guardar papeles, a esconder cosas... si quiero encontrarlas después: Los jueves viene mi queridísima asistenta.

La semana pasada, por su cuenta y riesgo, siguiendo no sé qué instinto o llamada, quitó y guardó (cada uno en un sitio distinto) los protectores del colchón de las camas de mis hijos. El de mi cama no lo tocó, supongo que no se atrevió después de la bronca del año pasado.
Cuando tiene poco que limpiar (como ahora, que estoy sola y ensucio poco), se dedica a ordenar. Me ordena los armarios, me ordena los cajones, la ropa... ¿¿¿Por qué???

Si yo tengo la báscula debajo de mi cama, porque no me cabe en otro sitio, y me gusta tenerla bajo la cabecera... ¿Porqué se empeña en dejarla a los pies?
Si yo tengo las plantas a un lado y el sillón al otro, ¿porqué insiste en poner el sillón entremedias?
Cada día ve donde yo dejo las cosas, pues como no le deje por escrito dónde van, las pone a su bola.
Es verdad que los cajones del armario del lavabo estaban muy desordenados, pero yo sabía dónde estaban las cosas. El jueves por la noche fui a buscar las pinzas de las cejas... ¿dónde están? Los alicates de las uñas... ¡han desaparecido! Había cogido todas las muestras (ya sé que debería tirarlas, si no las uso) de cosméticos, pintalabios, colonias... y había hecho un hatillo con ellas, con una goma de pelo!
Limpia la estantería con los libros, a veces los retira, ¡y los coloca al revés! Si encuentra un CD fuera de la funda... Lo mete, en la primera funda vacía que se encuentra!

He tenido que decirle que no me lave la ropa, que yo no le he dicho nunca que lo haga. El termostato de mi lavadora no se toca de 30º salvo contadas ocasiones. Pues a ella le debía parecer que así no se lavaba la ropa, y cada día me encontraba el termostato cambiado. Empecé dándole instrucciones, pero seguía haciendo lo que quería, así que le dije que no lo hiciera más.
De la misma manera, tuve que pedirle que no me regase las plantas, que ya me ocuparía yo, porque me las ahogaba.

Después de semana santa, desapareció una maletita de plástico con informes de mi trabajo. Después de buscarla desesperadamente, concluí que me la había dejado en algún establecimiento entre el trabajo de la tarde y mi casa, pues en el trayecto aprovecho para comprar. Pasé por todas las tiendas donde había entrado aunque fuese una sola vez en mi vida. En ningún sitio habían encontrado ninguna maleta verde chillón. No me gané una bronca en el trabajo, pero sí perdí parte de mi credibilidad y confianza.
Pues bien, buscando en el fondo de un armario otra cosa... ¡¡¡Ha aparecido la dichosa maletita!!! Y es evidente quién la ha puesto allí.

A mí me parece increíble que alguien pueda hacer estas cosas.
Ya no me meto con que se tome un Nespresso aunque acabe con el último cartucho, o que se beba la última Coca-Cola de la nevera, en alguna ocasión le dije que si quería desayunar o tomar algo, podía hacerlo (aunque tomarse lo último de algo me parece desfachatez).
Lo que me alucina de verdad, es lo que le pasa por la cabeza, su esquema mental, si es que tiene alguno. Puedo entender que su criterio sea diferente del mío, y ella guarde una determinada cosa en lugar distinto de donde lo guardaría yo, pero es que un día lo guarda en un sitio, otro en otro... a cuál más inverosímil.

Ya sé lo que diréis: con deshacerte de ella, solucionado el problema.
Pero no tengo narices. Es una boliviana, buena mujer, que está aquí con su familia desde hace unos años, y no les iba mal, incluso se habían comprado un piso. A consecuencia de la crisis, su marido ha perdido el trabajo, y ella también algunas de las casas donde iba a limpiar. Ya no pueden pagar la hipoteca, y les quitan el piso.
A ver quién es el guapo que la echa.
Yo no tengo huevos.

17 comentarios:

Candela dijo...

jajaja, déjame que me ría. La chica que viene a casa es un encanto, limpia bien y cuida la casa con esmero. También es boliviana.

Nuestro problema está también en encontrar las cosas: Lo que es mi mesa del estudio me la deja ordenadísima aunque luego no encuentro nada.

Y yo que soy de tener mis juegos de sábanas y de toallas guardados por conjuntos, ahora cada cama es multicolor.

Pero no la cambio por nada a pesar de todo. Por lo único que no paso es por el cambio de papeles y libros... me agobia no encontrarlos.

maikix dijo...

No te rías, no.
No es fácil encontrar a alguien que haga las cosas como a uno le gusta. Además, yo nunca estoy cuando va ella para poder mostrarle mi manera de hacer, o cómo me gustan las cosas. Algunas me parecen de sentido común, pero el suyo no es común conmigo.

molano dijo...

La mía es española. Lleva muchísimos años viniendo a mi casa. Al igual que tu, he ido reduciendo sus labores a las mínimas para que no me complique la vida.
Pero detrás de estas mujeres siempre hay una historia complicada. Mira la famosa Cándida, la asistenta de Fesser.
Que quiero decir que no eres la única. Por si te sirve de consuelo.

maikix dijo...

No sé si me consuela lo del mal de muchos. Lo que me da envidia es cuando alguien me cuenta que tiene una asistenta estupenda, con iniciativa de la buena, que hasta da ideas y resuelve cosas, de las que le pagarías lo que te pidiese con tal que no se vaya...

molano dijo...

No quería hablar de las buenas para no hacerte sufrir. Una amiga mía tiene una que le hace trabajos de bricolage y le resuelve gestiones del banco. Por qué no se casa con ella es un misterio que no comprenderé nunca.

Candela dijo...

jajajaja, me hace reír el comentario de Molano!

La mía tiene vacaciones todo el mes de agosto, yo estoy hasta las orejas de trabajo y veo que todo se va llenando de polvo... la echo de menossss aunque la toalla del lavabo sea rosa y la de baño verde jejeje

maikix dijo...

¡¡¡Dios, Molano!!!
Bricolaje, con lo mala que soy yo para eso... Si encima cocinara, sería mi ídolo!
¡A María se le caen los cuadros, en vez de colgármelos!

Candela, antes también le daba vacaciones (a la que tenía antes) pero ésta prefiere trabajar, y yo con tal que no se me acumule el polvo... Pero ya ves, tiene poco trabajo, porque mis hijos no están, y se dedica a planchar... ¡la ropa del armario!

La lectora corrent dijo...

La que ve a casa meva, des de fa molts anys, és una joia, però té un defecte --que per a molta gent seria una virtut: li agrada moltíssim planxar. Tant, que he de controlar que no em planxi aquestes robes, sobretot d'estiu, que són de mena arrugada. He de procurar recollir-ho de l'estenedor abans no ho faci ella i, si em descuido, tot i que ella sàpiga quin tipus de roba no ha de planxar, sempre em pregunta "¿Planchamos estos pantalones/blusa, vestido, etc.?" Potser espera que algun dia jo estigui distreta o canviï d'opinió i li digui que sí.

La veritat és que planxa molt bé, com una professional. Un dia li vaig dir que, si s'estudiés per a planxadora, a ella li haurien donat un excel·lent cum laude. Però em resisteixo que aquestes robes de cotó arrugadetes passin per les seves mans. (Em fa l'efecte que ella pensa que dur-la d'aquesta manera, amb arrugues, és de brutes o deixades.)

maikix dijo...

Ai, Mercè, quina sort, i quina enveja!
De vegades amago alguna peça de roba perquè no vull que me la renti, ni que me la toqui, que és capaç de ficar-la a l'assecadora.
Avui, per que s'entretingui si no té massa feina, l'he encarregat que renti tots els peluixos del meu fill petit (que només estan per fer bonic), i no es pensi una altra!

mam dijo...

Ay!!! que recuerdos. Yo tenía una majisima, cocinaba estupendamente,antes de que me diese cuenta de que a una prenda le faltaba un botón ya andaba ella cosiéndolo,planchaba ,limpiaba......todo genial. Sólo había un pequeño defecto lavaba ropa blanca con la de color, pero el día que le dije que yo em encargaba de la lavadora lo asumió y ni una más.

Ahora lo hago yo todo y que pereza joooo. Me conformaba con una como la tuya.

besotes

maikix dijo...

Sí, Mam, yo también prefiero a María antes que tener que hacerlo yo. Trabajar toda la semana todo el día, y tener que dedicar el fin de semana a limpiar (también he pasado por eso) me parece muy duro. Así que el dinero empleado en "asistencia" es el que doy más a gusto.

La lectora corrent dijo...

Crec que les que podem gaudir d'aquesta "assistència" som molt afortunades. En canvi les dones que ens ajuden --bé o malament-- en arribar a casa seva no tenen qui les ajudi a elles. La meva "joia", fins que va morir la seva mare, a més de netejar casa seva (i les que netejava per guanyar diners), netejava també la de la seva mare. I a casa seva no té l'ajut de ningú tot i que el seu marit no treballa des de fa anys. (En una de les diverses èpoques de crisi l'empresa en què treballava va tancar; van arribar a un acord amb els treballadors i la seguretat social perquè rebessin una mensualitat --molt minsa-- i als 65 anys una pensió.)

Això de tenir un marit esquenadreta és un tret bastant comú en aquestes dones, si més no les que he conegut jo. Elles es maten a treballar fora de casa i després a casa seva, mentre que ells no mouen ni un dit, perquè diuen que això és cosa de dones. En vaig tenir una que el seu marit no volia que enviés el nen a comprar el pa. Li deia que si li feia fer aquestes coses "se iba a volver marica".

PATSY SCOTT dijo...

Jaja, no te enfades, Maica, que tiene su gracia (a excepción de lo de la maletita verde)
Difícil situación - imagino que tendrás que poner en la balanza si te está estresando más de lo que te ayuda o viceversa.
Ahora no tengo asistenta,(y ¡cuánto la echo de menos!) así que cuando no encuentro algo donde creo haberlo dejado
- cosa que me ocurre a menudo - no tengo a quién echarle la culpa.
Ya no puedo comer dentro de mi propio fregadero, pero tampoco tengo que sufrir los cojines todos derechitos y en fila. Y el mal trago de tener que echar a alguien lo recuerdo como algo horrible.
Una vez, con las niñas pequeñas, una asistenta se largó de la noche a la mañana dejando una nota que decía: Me boi, estoy arta. Y no sabes hasta qué punto la entendí.

maikix dijo...

Mercè, tens raó que som afortunades, per això m'estic d'una altra cosa abans que de l'"assistència".
Jo també he pensat moltes vegades que elles, després de netejar la casa d'altres, han de netejar la seva pròpia. Quin pal!

maikix dijo...

Patsy!!!! ¡Qué alegría tenerte de nuevo por aquí! Se te echaba de menos.
Podría contar muchas anécdotas de gente que he tenido en casa, cuando los niños eran pequeños los dejaba por la tarde con canguro-asistenta, y he tenido unas cuantas. Una de ellas me dejó tras "limpiarme" el piso...!

Bienvenida

Candela dijo...

jajajaja, me boy, estoy arta!! muy buena esa de Patsy.

O lo de "limpiarte" el piso... madre mía. Volví de Guatemala de hacer los trámites de adopción y me adelanté cuatro días sobre lo previsto. A la chica la dejamos encargada de las plantas y para que a la vuelta estuviese el polvo limpio, por no echarla porque estaba en una situación malísima...

Nos encontramos la encimera de granito de la cocina partida y los muebles caídos de un lado. El cabecero de la cama roto y encima del colchón. Todo lleno de polvo, la tele averiada y las plantas secas. Limpiar no limpió en ninguno de los sentidos, ni siquiera en el de Maikix, pero reparar la broma me costó casi como si hubiera "limpiado". Pero ya pasó!!!

maikix dijo...

Pues no se quedó atrás "tu" chica, Candela, con los destrozos que te hizo!
María (la actual) rompe cosas y no me dice nada, entonces cuando lo descubro me llevan los demonios. Ayer sin ir más lejos, descubrí que ha roto una copa. Me da más rabia que no me lo diga que la pérdida en sí.

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