sábado, 7 de marzo de 2009

Antes partía que doblá

El departament de cultura de la Generalitat de Catalunya ha lanzado una proposición de ley para acabar con la discriminación del catalán en el cine que se ve en nuestro territorio. Pretende que las películas que se vean aquí sean el 50% en catalán (actualmente es un 3%), y promocionar la subtitulación. La noticia ha levantado una polémica importante, porque se percibe como una imposición del catalán. Los empresarios dicen que perderán dinero.

Catalunya ocupa el segundo lugar de Europa en el ranking de asistencia al cine por persona, con 3,46 veces, sólo superados por Irlanda, con 4,49. El problema es que los catalanes somos tan perezosos para ver las películas subtituladas como en el resto de España. Porque es ahí donde radica la dificultad, no en entender o no el catalán (lo entiende el 90% de la población que vive aquí), sino en que es mucho más fácil escuchar que leer.

El doblaje de las películas es una herencia franquista, una herramienta más que tenía el generalísimo para controlar, censurar y manipular lo que veían o leían los ciudadanos. Se cambiaban los diálogos cuando éstos eran incómodos, como hacer pasar por hermanos a dos amantes adúlteros en Mogambo (siendo peor el remedio del incesto que la enfermedad del adulterio), o dirigir las burlas de Barbra Streisand en Tal como éramos contra el Duce, cuando en realidad eran contra Franco.

Cuando comenzó TV3, recuerdo la contrariedad y la hilaridad que provocaba escuchar a J.R. decir a Sue Ellen: Ets un pendó en la serie Dallas, o a los indios de los western hablando en catalán a lo indio, o a Yul Brinner... Y no nos dábamos cuenta de que era tan absurdo oirlos en catalán como en castellano.

Ya sé que es una obviedad decirlo, pero la interpretación incluye la voz, y si no... ¿porqué existen buenos y malos dobladores? Porque los dobladores saben que han de meterse en el papel y deben actuar, y no todos saben hacerlo. Así, cuando vemos una película doblada, estamos viendo la interpretación gestual de un actor y la interpretación vocal de un doblador. No podemos apreciar al actor en su conjunto.

Es mentira que te pierdas la mitad de la película si lees los subtítulos. Ese es un argumento de catetos e incultos. Además de cine en inglés, del que tengo nociones, veo cine en francés y menos, en otros idiomas, de los que no tengo ni idea, y nunca me he perdido nada de una película por los subtítulos.

Otro argumento en favor del subtitulado de las películas es el económico. Subtitular una película cuesta entre 2000 y 3000 euros, mientras que doblarla cuesta entre 30000 y 35000.

¿Alguien da más?

3 comentarios:

PATSY SCOTT dijo...

Iba a comentar esta proposición de ley en mi blog.
Creo que un actor es la mitad de un actor sin su voz. El doblaje a Franco le vino de perlas para la censura y luego, durante los primeros años de la transición, el argumento era que había aún mucha gente que no sabía leer, lo cual hacía inviable los subtítulos.
Ahora no sé que argumentos se pueden esgrimir - salvo el hecho de que es un gran negocio. Es un sector en el que trabaja muchísima gente. De ahí que nunca se aborde el tema de frente.
A mí es un tema que me saca de mis casillas porque además afecta en gran medida, a la dificultad que tiene el español medio para aprender idiomas (al margen de pedagogías y políticas erráticas) Del mismo modo que el oído se "educa" con la música, la familiaridad con la entonación y los sonidos de otros idiomas facilita muchísimo su aprendizaje.
¡Uy que rollo he soltado!
Ja ja. Me ha gustado eso de "Ets un pendó".

PATSY SCOTT dijo...

No sé cómo se modifican los comentarios. Son las 4 de la mañana y ya estoy un poco "pallá".
Corrijo: Creo que un actor es 1/2 actor si le quitas la voz.
Léase "asunto" en vez de "tema" y me está bien empleado por acelerada. Hasta mañana Maica.

maikix dijo...

Si el tema ha levantado ampollas aquí, donde el bilingüismo facilita (a mi parecer) el oído para otros idiomas, me imagino que en el resto de España ni se plantean proponerlo. Insisto en que creo que es pura pereza de no leer, aunque estemos alfabetizados, no nos hemos quitado todavía la boina!
Te he entendido perfectamente, aún sin las puntualizaciones.

Ah! ¿Qué hacías a las 4 de la mañana? Ets un pendó! Ja,ja,ja.
Un beso.

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