He estado en Madrid, con una agenda apretada, pero con un resultado fructífero en muchos campos.
He tenido la oportunidad de conocer personalmente a Patsy. Siempre es gratificante conocer a una buena persona. Fue como una cita a ciegas, después de habernos comunicado durante un cierto tiempo a través de internet. Como pasa con las buenas personas, desde el primer momento hubo conexión y complicidad, y conversamos como si nos conociéramos de toda la vida. Es sorprendente cómo se puede hablar de cualquier cosa, haciendo incluso confidencias, a quien acabas de conocer.
Debo reconocer que el mérito es básicamente suyo, al ser abierta y habladora, y a transmitir confianza a través de su voz y sus palabras.
El motivo de mi viaje a Madrid era la asistencia a un curso, que podría calificar de útil y provechoso. Pero, una vez más, constaté lo que ya comenté aquí un día: las mujeres somos legión en medicina y en patología, me atrevería a decir que aún más en citología, campo al que se ceñía este curso y, sin embargo, los ponentes eran en su mayoría hombres. Capaces y brillantes en algunos casos, no digo que no, pero no justifica la desproporción.
También hay citólogas excelentes en nuestro país y fuera de él, y se les sigue ninguneando o relegando a un segundo plano.
Aprovechamos la noche para pasarnos por el café Central, donde se puede cenar mientras se escucha jazz en vivo. El grupo que actuó esa noche, Ensamble Nuevo Tango, fue extraordinario, de ponerse de pie.
Me pareció alucinante que un grupo que aquí te lo imaginas en el Auditori o en el Grec, toque durante una semana en un café.
Tuve la oportunidad de conversar un rato con el guitarrista y líder, Fernando Egozcue, quien no me supo explicar porqué no se prodigaban en Barcelona.
Fui a Madrid en avión, y a Dios pongo por testigo que, si puedo evitarlo, no lo volveré a hacer. No me extraña que el puente aéreo y todos los vuelos entre Madrid y Barcelona hayan perdido tantos pasajeros. Cuatro horas y media desde que salí del hotel donde se celebraba el curso, hasta que llegué a mi casa, teniendo en cuenta que son 55 minutos de vuelo (y habiendo hecho el check-in por internet, por un módico precio de 4 €), no se merecen. Además del cansancio y el dolor de pies de caminar por interminables pasillos de aeropuertos, enlaces de metro, tren, escaleras mecánicas (o no), que me han llevado a ser una incondicional del AVE a partir de ahora.
4 comentarios:
Has conseguido que me ruborice. El "mérito" de nuestra conexión es totalmente compartido, eres inteligente, interesante y molt maca y además creo que nuestros blogs contribuyeron a que ambas sintiéramos que nos conocíamos desde antes.
¡Cuánto me alegro que hayas estado en el café Central! (Me dio pena no haber tenido tiempo para pasearte un poco por Madrid)
Yo disfruté del Ensamble Nuevo Tango hace dos años cuando estuvieron en la sala Galilei, y también estuvieron fantásticos.
Por cierto, me acordé de tí hoy en el telediario cuando anunciaron que Coldplay se había llevado tres Grammys . Un abrazo.
Que le den a Coldplay un Grammy por la mejor canción a su "Viva la vida", con todas las acusaciones de plagio que han padecido, tiene su mérito. Se lo merecen.
Como ves, mis gustos son de lo más eclécticos (la palabreja queda muy bien, igual debería decir erráticos o promiscuos), porque me entusiasman ENT, que no tienen nada que ver con Coldplay, y pienso ir a verlos siempre que pueda.
sin duda el ave ahora marca diferencia no me extraña a mi tampoco q cambien las tendencias.
Ya lo pagamos por algún lado: rápido, eficiente, cómodo... y barato, no puede ser.
Saludos.
Publicar un comentario