miércoles, 7 de enero de 2009

Nuevo de trinca

Quizá por mi tendencia natural a llevar la contraria, he empezado el año optimista. Me alegro de que se hayan acabado las fiestas y que se haya acabado el año.
Ya sé que no soy nada original diciendo que no me gustan estas fiestas. Pero hay mucha gente que lo dice con la boca pequeña, y por alguna misteriosa razón, se somete a todos los tópicos que marcan estos días.
Afortunadamente, si se cumplen las previsiones, las próximas fiestas no las pasaré aquí.

La verdad es que no sé porqué estoy optimista:
Con lo poco que me gusta, después del consumismo propio de estas fechas, nos enfrentamos con las rebajas, para que no decaiga el mismo.
Naturalmente, lo que se rebaja son cosas superfluas, de lo que podemos prescindir, mientras que los artículos de primera necesidad, al contrario, suben. Y así empezamos 2009 con subida de los transportes públicos, del agua, la luz, el gas y los peajes, por encima del IPC.

En breve nos bombardearán con las colecciones más inverosímiles, frikies y absurdas, para seguir consumiendo cosas inútiles, tras las rebajas. Sexistas, al igual que los juguetes, que parece que vamos hacia atrás en lugar de hacia adelante: casitas de muñecas, vajillitas, y cosas por el estilo para mujeres, y coches, soldaditos o armas para hombres, ellos y ellas al parecer frustrados desde pequeños. Siempre suelen atacar a principios del año natural y a principios del año académico.

En mi trabajo, estoy cada día más harta. No me gusta cómo se hacen las cosas, y cómo los arribistas están tomando el departamento. Aviso: a poco que pueda, me largaré.

Está haciendo un frío de la hostia (uy! perdón, el único propósito que me había hecho para este año, era ser menos mal hablada y un poco más refinada): Está haciendo un frío impresionante!. El hospital donde trabajo está en un lugar privilegiado, en la montaña, desde la que se ve el mar, a algo más de tres kilómetros, así que las vistas son espectaculares. Hoy ha amanecido la montaña enfarinada, lo que le daba un aspecto muy bucólico.
Soy bastante friolera, como casi todas las mujeres, pero me gusta que haga frío: me hace desear con intensidad y disfrutar la primavera.

Sin que sirva de precedente, y a pesar de todo lo dicho, estoy contenta, me encanta estrenar un año, cual viaje a Ítaca que no nos llevará a ninguna parte, pero cuyo camino nos traerá sorpresas, viviremos lo bueno y lo malo que nos iremos encontrando, reiremos, lloraremos, cumpliremos años... o eso espero.

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