
Todo sigue igual a la vuelta. ¿Por qué iba a cambiar nada? Los incendios de cada año, los muertos y desaparecidos en accidentes, evitables o no, las mentiras de los políticos y las próximas elecciones, los tópicos del verano en la tele sobre el calor, las playas, los turistas, nada apetecible que ver ni en el cine ni en la tele...
Bueno, algunas cosas han cambiado: Me he encontrado con la abolición de las corridas de toros en Cataluña, de lo que me alegro. De nuevo se ha muerto mi portátil, ni siquiera se enciende; y he entrado en facebook. Sí. Yo, contraria a este tipo de redes sociales, he claudicado. No pude resistirme a la invitación de mi hermana. Otros antes habían solicitado mi amistad y había hecho caso omiso. Quizá porque no fue la típica invitación impersonal sino que fue con mensaje. Sé que no sirve para nada más que chafardear. Hay a quien le sirve de herramienta de trabajo, para chatear, para quedar, para jugar... No creo que a mí me sirva de nada.
Seguiré a medio gas durante una semana más. Trabajando media jornada y con mis hijos con su padre, parece que las vacaciones se prolongan. Necesitaba este ocio para no hacer nada, dejar que el tiempo vuelva a transcurrir como debe, liberarme de presiones impuestas. Aunque sea pasajero, es necesario coger carrerilla para afrontar la vuelta al 100% de la actividad.
En el fondo, creo que soy una privilegiada.