
Casi nada que el sentido común no dicte.
Ya sé, ya sé, que dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos... Pero yo creía que en según qué círculos, en gente leída y estudiada, en gente que investiga, que deduce, que cuestiona... tendría que ser el sentido que más abunde.
Porque tan importante como tener los conocimientos, es saber transmitirlos.
Todos hemos ido a la escuela, cuando menos, y sabemos lo importante que es que un profesor sepa transmitir los conocimientos para que éstos lleguen a la audiencia. Y todos tenemos experiencia de odiar una asignatura porque el profesor que nos la impartía era malo, o entusiasmarnos por otra que a priori no nos interesaba, pero el profesor contagiaba su pasión.
Sabemos de más que hay eruditos que no son capaces de encender la chispa del interés hacia sus clases o conferencias.
Entonces, ¿por qué todavía hay conferenciantes que hacen presentaciones de pena, o aburridas, o mal preparadas?
Vale que no todo el mundo tiene gracia innata para estas cosas, pero por lo menos, lo que dicta el sentido común. Y si no lo tienes, pues lo que mandan los manuales, ¿no?
¿Cómo es posible que un conferenciante, a media conferencia, acelere porque se le acaba el tiempo? Una estupenda presentación se puede ir al traste por ello, por muy buena que fuera la primera parte. Es evidente que si no puedes seguirla, pierdes interés y desconectas.
El ponente sabe de antemano el tiempo de que dispone, y tiene que haber ensayado.
De la misma manera, una charla pierde interés si quien la da es extremadamente lento, habla entrecortado, o no se la sabe.
Otra cuestión que me parece importante es la complejidad de las diapositivas. Una diapositiva densa, con mucha letra ininteligible, tablas interminables, diagramas incomprensibles... que sólo pueden leer, con suerte, los asistentes de las primeras filas, no sirve de nada y también pierde interés.
La valoración final de una conferencia, un curso, un seminario, no se hace sólo en base al interés teórico, sino también de la amenidad con que se haya impartido. De ahí que tan importante sea la elección de los temas como la de los conferenciantes.