
En algún sitio he leído que es por el autor, su intensa vida de periodista y luchador contra las injusticias, y por el hecho que haya muerto sin ver ninguna de sus novelas publicadas. Yo no conocía su biografía cuando inicié su lectura, así que no es el caso.
Los detractores del escritor (o de sus novelas), dicen que se nota que está escrito por un periodista, no por un escritor, porque le falta estilo y literatura. Que utiliza fórmulas básicas en su escritura y que se repite. Que los personajes son estereotipos.
Lo del lenguaje: vale. ¿Y qué?
Seguramente hay más gente a quien le gusta la prosa ágil, llana y sin florituras, que el lenguaje literario rico y complicado, accesible y asimilable sólo para unos pocos. Por otro lado es un lenguaje correcto, real y útil, sin ser vulgar ni manipulador.
Respecto a las fórmulas de escritura y a la repetición no voy a meterme. Creo que es subjetivo y a mí no me lo parece.
Los personajes sí tienen miga.
Los protagonistas, Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, son un hombre y una mujer de 45 y 26 años respectivamente.
Él es un periodista investigador que denuncia corruptos. Es soltero (divorciado y con una hija, pero eso no cuenta en el libro), tiene una amante fija, y otras eventuales que se cruzan en su camino, sean de 25 ó de 50 años. Es inteligente, tierno, comprensivo, bueno en la cama y con el toque canallesco justo. El ideal de las mujeres, vamos.
Las mujeres con las que se acuesta no le piden cuentas ni intentan pescarlo, sabe tratarlas y está en forma. Su amante fija es guapa, inteligente, ardiente, no tiene hijos (ni los quiere) y lo mejor de todo, está felizmente casada. Su marido conoce la relación y la acepta. Vaya, el ideal de cualquier hombre.
La Salander es una marginada social que ha sufrido abusos en su niñez, y tiene capacidades intelectuales extraordinarias. Hacker superdotada, resentida con el mundo, en especial con los hombres, con un sentido de la justicia que provoca simpatías. A pesar de sus tatuajes y piercings, es de aspecto frágil, aunque de carácter extremadamente fuerte. Solitaria y de gustos sexuales ambiguos, también sucumbirá ante Mikael. Su filosofía es vive y deja vivir, pero quien la hace, la paga. Una vengadora justiciera de aspecto siniestro y actividades poco lícitas, pero cae bien.
Se trata de novela negra, así que hay asesinatos, investigaciones, crímenes, corrupción y sexo.
Larsson era periodista de investigación, como el protagonista, por lo que conoce el tema y sus entresijos.
Para mí la clave del éxito es la trama bien urdida, muchos frentes interconectados sobre una base sólida, que se va desarrollando con cuentagotas, lo que mantiene el interés hasta el final.
Dentro de cada capítulo hay subcapítulos donde el autor te sitúa en la piel de cada uno de los personajes implicados (que son muchos, por cierto) y la situación en la que se encuentra dentro de la trama, además de sus sentimientos. Pero no lo cuenta todo, lo deja en suspenso, de tal manera que mantiene en vilo tu atención y quieres seguir leyendo para saber más.
De la misma manera que enganchan los culebrones.
Y con esto no le estoy quitando mérito, sino al contrario.
Otro dato es la nacionalidad. Que el lugar donde se desarrollan las novelas y por tanto los crímenes sean suecos, siendo Suecia uno de los países más civilizados del mundo, sobretodo en igualdad de derechos entre sexos (o eso creía yo), da a los crímenes una dimensión morbosa.
Yo me quedé parada con los datos que Larsson ofrece al inicio de cada una de las cuatro partes en las que está dividido el primer libro:
- El 18% de las suecas han sido intimidadas alguna vez por un hombre.
- El 46% de las suecas han estado expuestas a la violencia de algún hombre.
- El 13% de las suecas han sido víctimas de violencia sexual con agravantes fuera de una relación sexual.
- El 92% de las suecas que han sido víctimas de una agresión sexual no lo ha denunciado a la policía.
Como en cine, tampoco soy experta en literatura, todo este análisis lo hago como lectora, teniendo en cuenta que leo poca novela.