(foto de Barcelona-photo)
El alcalde de Barcelona no me gusta, y no sólo por el elevado tono de voz que utiliza al hablar.
Está en el puesto desde 2006, cuando sustituyó a Joan Clos al irse éste a ocupar el Ministerio de Industria (¡menudo fichaje, también!). En las elecciones del 2007 yo pensé que el PSC lo sustituiría por otro candidato con más carisma, pero no fue así, con lo que al ganar las elecciones este partido, siguió en el cargo, y hasta el momento.
Me parece una persona anodina, y sus actuaciones mediocres. En cambio, creo que tiene una fijación megalomaníaca por pasar a la posteridad, trascender y formar parte de la historia de la ciudad.
Tiene en la actualidad dos campañas en marcha de muy diferente calado. Una de ellas es la eliminación de un tercio de las palomas de Barcelona. Ha convocado un concurso público para encontrar una empresa que las elimine de forma rápida, indolora e irreversible (¡sólo nos faltaría palomas-zombie!).
A mí no me parece mal que se eliminen gran parte de las palomas que habitan la ciudad, que cuadriplican las cifras de lo admitible, la mayoría de ellas enfermas, que se han convertido en una verdadera plaga que transmite enfermedades y destroza edificios y monumentos históricos con sus excrementos.
Las asociaciones en defensa de los animales han puesto el grito en el cielo. No digo yo que quizá con alguna sencilla norma, por ejemplo prohibir su alimentación (hay mucha viejita solitaria y falta de cariño que encuentra compañía haciendo acudir decenas de palomas al esparcir pan mojado sobre las calles) que se hiciese cumplir de verdad con sanciones en caso necesario, se conseguiría reducir un buen número de ejemplares, como ha ocurrido en otras ciudades europeas. Pero si hay que ser drásticos, pues se es. Que estamos hablando de una plaga, no de animales en peligro de extinción. Si fuesen ratas o escarabajos, nadie los defendería. De paso se podría actuar sobre las cotorras y las gaviotas, que van camino de convertirse en otra plaga.
Con su otro proyecto, sin embargo, estoy absolutamente en contra. Pretende reformar el segmento inicial de la avenida Diagonal, desde la autopista AP-2 hasta la plaza Francesc Macià, para transformarla en un paseo o una rambla. Este es un proyecto faraónico, muy costoso y para mí totalmente innecesario.
Me recuerda la frase de Groucho Marx: La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.
Que yo sepa la actual Diagonal, si es que tiene algún problema, como otras vías, es el excesivo número de coches que soporta, especialmente en las horas punta, pero es que es una de las pocas entradas que hay a la ciudad desde el sur. Su proyecto eliminaría carriles de circulación, que está muy bien si se quiere disminuir el paso de coches, pero sólo si se da alternativa, y no la hay.
Pero se le ha metido entre ceja y ceja, y hará cualquier cosa para conseguir la reforma. Ya ha convocado un referéndum en mayo, en el que podrán participar los mayores de 16 años y los inmigrantes empadronados en la ciudad, estén aquí desde hace un lustro o una semana. Nos quiere dorar la rueda de molino con aumento de la frecuencia del tranvía (con recorridos a todas luces insuficientes para sustituir el tráfico de la zona metropolitana sur), y advierte de la muerte de los árboles de la avenida, que parece ser que están enfermos, y no tiene intenciones de sanar ni renovar si no se hace la reforma.
La oposición, es decir, CIU, ha conseguido que en la consulta, donde en un principio sólo constaban dos opciones: A reformar a Paseo, B reformar a Rambla, figure una tercera opción, a la que ni siquiera ponen letra C, ninguna de las anteriores.
Veremos cuántas manipulaciones más nos tendremos que tragar, y si en caso de que en el referéndum salga un NO a la reforma, el señor Hereu se resigna.
ACTUALIZACIÓN 21.04
¡Este tío nos toma por imbéciles!. Hoy ha empezado la campaña, y con ella la manipulación. Han puesto banderolas en los tranvías, y un anuncio radiofónico (de momento), ambos únicamente con las dos opciones de cambio propuestas, ocultando la tercera opción, es decir, la que dice que no se toque la Diagonal.
Después de la ida de pinza de las olimpíadas de invierno, esto es lo peor que se le ha ocurrido. Y todo, para su propio beneficio. ¡Que le corten la cabeza!
Me parece una persona anodina, y sus actuaciones mediocres. En cambio, creo que tiene una fijación megalomaníaca por pasar a la posteridad, trascender y formar parte de la historia de la ciudad.
Tiene en la actualidad dos campañas en marcha de muy diferente calado. Una de ellas es la eliminación de un tercio de las palomas de Barcelona. Ha convocado un concurso público para encontrar una empresa que las elimine de forma rápida, indolora e irreversible (¡sólo nos faltaría palomas-zombie!).
A mí no me parece mal que se eliminen gran parte de las palomas que habitan la ciudad, que cuadriplican las cifras de lo admitible, la mayoría de ellas enfermas, que se han convertido en una verdadera plaga que transmite enfermedades y destroza edificios y monumentos históricos con sus excrementos.
Las asociaciones en defensa de los animales han puesto el grito en el cielo. No digo yo que quizá con alguna sencilla norma, por ejemplo prohibir su alimentación (hay mucha viejita solitaria y falta de cariño que encuentra compañía haciendo acudir decenas de palomas al esparcir pan mojado sobre las calles) que se hiciese cumplir de verdad con sanciones en caso necesario, se conseguiría reducir un buen número de ejemplares, como ha ocurrido en otras ciudades europeas. Pero si hay que ser drásticos, pues se es. Que estamos hablando de una plaga, no de animales en peligro de extinción. Si fuesen ratas o escarabajos, nadie los defendería. De paso se podría actuar sobre las cotorras y las gaviotas, que van camino de convertirse en otra plaga.
Con su otro proyecto, sin embargo, estoy absolutamente en contra. Pretende reformar el segmento inicial de la avenida Diagonal, desde la autopista AP-2 hasta la plaza Francesc Macià, para transformarla en un paseo o una rambla. Este es un proyecto faraónico, muy costoso y para mí totalmente innecesario.
Me recuerda la frase de Groucho Marx: La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.
Que yo sepa la actual Diagonal, si es que tiene algún problema, como otras vías, es el excesivo número de coches que soporta, especialmente en las horas punta, pero es que es una de las pocas entradas que hay a la ciudad desde el sur. Su proyecto eliminaría carriles de circulación, que está muy bien si se quiere disminuir el paso de coches, pero sólo si se da alternativa, y no la hay.
Pero se le ha metido entre ceja y ceja, y hará cualquier cosa para conseguir la reforma. Ya ha convocado un referéndum en mayo, en el que podrán participar los mayores de 16 años y los inmigrantes empadronados en la ciudad, estén aquí desde hace un lustro o una semana. Nos quiere dorar la rueda de molino con aumento de la frecuencia del tranvía (con recorridos a todas luces insuficientes para sustituir el tráfico de la zona metropolitana sur), y advierte de la muerte de los árboles de la avenida, que parece ser que están enfermos, y no tiene intenciones de sanar ni renovar si no se hace la reforma.
La oposición, es decir, CIU, ha conseguido que en la consulta, donde en un principio sólo constaban dos opciones: A reformar a Paseo, B reformar a Rambla, figure una tercera opción, a la que ni siquiera ponen letra C, ninguna de las anteriores.
Veremos cuántas manipulaciones más nos tendremos que tragar, y si en caso de que en el referéndum salga un NO a la reforma, el señor Hereu se resigna.
ACTUALIZACIÓN 21.04
¡Este tío nos toma por imbéciles!. Hoy ha empezado la campaña, y con ella la manipulación. Han puesto banderolas en los tranvías, y un anuncio radiofónico (de momento), ambos únicamente con las dos opciones de cambio propuestas, ocultando la tercera opción, es decir, la que dice que no se toque la Diagonal.
Después de la ida de pinza de las olimpíadas de invierno, esto es lo peor que se le ha ocurrido. Y todo, para su propio beneficio. ¡Que le corten la cabeza!
6 comentarios:
Pues que tengáis suerte con las decisiones y con el referendum. A mí eso de matar palomas no me hace mucha gracia, mejor control de la natalidad :P
Candela, a mí tampoco me hace mucha gracia, hasta me cuesta matar las hormigas que tengo en mi cocina.
No sé si hay preservativos para palomas o métodos de castración químicos... XDDD
Si lo piensas bien, el control impidiendo la alimentación las mata de hambre...
De una manera u otra se tiene que controlar su crecimiento, que está descontrolado, y de verdad que son una plaga.
Besos.
No sé yo, es que nunca le he visto el pito a un palomo XD
Jajajajaja... ni yo, y eso que por esta época andan revolucionados... los palomos todo el día persiguiendo a las palomas, arrullando, hinchando el buche y lo que tengan entre las patas... ;D
Bárbaro. Este post, Maikix, está lleno de cosas alucinantes. Cada día tus textos (o la realidad) se acercan más a la literatura fantástica: El loro entre las palomas -aquí, a 3 km de Vigo tenemos una gigantesca colonia de loros en una playa y cuando estás tumbado en la toalla y los oyes crees que estás delirando-; la frase de Groucho; los condones columbiformes... En fin. Ni Borges lo haría mejor. Enhorabuena. O sea, leamos al Roto que es el único con sentido común. Por cierto y hablando de sentido común, a propósito de que le corten la cabeza, ¡no vayáis a ver Alicia (la de Tim Burton, por supuesto), por Dios! Coged el dinero de la entrada del cine y tiradlo directamente a la papelera. Alivia mucho más que ver la película...
Un abrazo,
Sin duda, Víctor, es la realidad lo que cada día es más surrealista. No me dirás, que tenemos unos políticos y dirigentes en general... los que roban a manos llenas, los que tienen delirios de grandeza, los que abusan de los niños, los que sueltan perlas por su boca... ¡Qué te voy a contar!
Gracias por lo de la peli de Tim Burton. Al día siguiente de estrenarse ya oí críticas feroces. Desde luego, no iré a verla (el dinero lo emplearé en otra).
Besos.
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