Es alucinante cómo siempre la realidad supera la ficción. Claro, la ficción está inspirada en la realidad, y siempre hay humanos que van más allá de la imaginación común...
Me hago cruces por el caso del individuo (de alguna manera hay que llamarlo) que han detenido en el Raval de Barcelona por hacer intervenciones ilegales de estética. Y no me sorprende el tipo en sí, que ya hemos dicho que hay una fuente inagotable de descerebrados, sino por las víctimas. Claro, también son descerebradas (y lo digo en femenino porque creo que la mayoría, si no todas, han sido mujeres).
Antiguamente, la especialidad de Cirugía Plástica y Reparadora se cuidaba básicamente de eso: reparar desastres tras accidentes, mutilaciones, o jugarretas de los genes, como las personas pegadas a narices.
Uno se planteaba que si tenía un defecto estético que le provocaba problemas para llevar una vida normal, podía pasar por quirófano a arreglarlo. Aún así, apéndices nasales o dentaduras de miedo que se ven hoy en día indican que a sus poseedores no les ha causado tanto trauma.Posteriormente y con el boom del culto al cuerpo, reforzado por modelos de belleza impuestos y difundidos por los mass media, pasó a abultarse y a tener vida propia una rama de la especialidad, la cirugía estética pura y dura.
Se bajó el listón: quien quería y tenía pasta, modificaba su cuerpo a voluntad. Lo de la pasta es importante, porque los cirujanos que se dedican a esto, y avalados por los famosos (o no) que lucen espectaculares transformaciones, hacen valer su caché.
De ahí a crearse una necesidad que no existía, hay un pasito que se ha dado imperceptiblemente, pero que tiene consecuencias nefastas, como la de que existan tipos que inyecten silicona ilegal con instrumental veterinario sin esterilizar, sobre su cama y con tres perros, un gato y un periquito de testigos.
Ya no existe listón, la necesidad está a ras de suelo. Para la puesta de largo, se regalan unas tetas nuevas. En las discotecas, se sortean.
Ya no importa que no tengas pasta, porque te puedes hacer lo que quieras por dos duros. No importa que seas normal, si lo que quieres es ser distinto.El otro día me quejaba del tratamiento que dieron a este tema en Aída, serie de Tele 5 de los domingos por la noche, que me consta ve muchísima gente, entre ellos muchos adolescentes. Una de las protagonistas, Lorena, de 18 ó 19 años, en el capítulo en cuestión ha estado trabajando para ahorrar dinero y ponerse unos implantes en los pechos. Una chica monísima, que tiene de todo y no le falta de nada, pero que cree que con más pecho tendrá más éxito.
¿Éxito? ¿Cuál es la medida del éxito? ¿Que se giren a su paso? ¿Ser más deseada por los hombres?¿Qué estamos enseñando? ¿Que para triunfar hay que tener unas medidas perfectas?
Pues sí, con esta frivolidad estamos enseñando eso, y encima, no importa que no tengas dinero, porque siempre habrá el oportunista, el listo de turno, que se aproveche de la situación y se lucre con lo que quieren los ignorantes, aunque sea en condiciones infrahumanas.
(Nota: La foto es de un anuncio de Bacardi en Canadá, que obviamente fue rechazado por denigrar y tratar como un objeto a la mujer).
9 comentarios:
Como siempre, coincidimos - este es un tema que me pone de tan mal humor que me cuesta mantener la coherencia.
En el caso que comentas, al parecer la mayoría de los "pacientes" descerebrados - a quién se le ocurriría aceptar siquiera que le pongan una tirita en un piso en esas condiciones - eran transexuales. (Por cierto, muchos/as se operan en Tailandia donde un médico con nombre ad-hoc (no recuerdo el nombre exacto, pero era algo así como Dr. Pornotit) opera a precios de risa.
No quiero extenderme mucho, pero esta esclavitud del culto al cuerpo como garantía de éxito social me produce verdaderas arcadas. (¡Hala!)He visto hace poco algo tan espeluznante... pero ya escribiré un post al respecto.
Es verdad, Patsy.
Después de escribir el post me he enterado que la mayoría eran transexuales, que me parecen doblemente víctimas.
Coincido con vosotras, a mí también me pone de mal humor y me entristece. Precisamente el otro día hablaba con una amiga que había conseguido superar un trastorno alimenticio bastante grave del miedo que siente ahora que su hija empieza a acercarse a la adolescencia. Me decía: "No sé cómo explicarle que todo eso que ve en las revistas es men-ti-ra". Es algo absolutamente destructivo. Creo que la gran asignatura pendiente con nuestros chavales es enseñarles a que empiecen a aceptarse; y, cuando cambien, que lo hagan porque el cambio es a mejor, no para convertirse en botes de silicona andantes....
Te sigo, Maica :-)
Gracias, "Uni"!
Es difícil convencer a los jóvenes, sobretodo cuando son adolescentes, que la realidad es otra que la que nos venden por todos los medios. Es una etapa en la que cualquiera tiene más razón que los padres.
Por cierto, echad un vistazo al cuello de Penélope Cruz en una campaña de L'Oreal:
http://www.publico.es/televisionygente/219084/penelope/cruz/nina/ojos/cuello/jirafa
Hoy pensaba sobre eso mismo al ver el vídeo de la participación de Susan Boyle en el concurso Britain's Got Talent. Las risas que se echaba el público, las miradas burlonas de los miembros del jurado al verla: No daba "las medidas" de moda la miraran por donde la miraran. Menos mal que después de oirla cantar la vieron con otros ojos.
Supongo que la habrás visto, pero si no:
http://www.youtube.com/watch?v=RxPZh4AnWyk
Gracias, Candela.
Conocía el caso de oídas, de comentarios en varios medios, pero no había visto el video. Desde luego, hay tanto payaso en ese mundo... Me alegro de que al final de la actuación se le haga justicia, y la valoren por su mérito, porque canta como los ángeles.
En cualquier caso, ya estoy viendo la progresión: peluquería, maquillaje, depilación, dieta... y en poco tiempo, no la conocerá ni la madre que la parió!
Yo, sintiéndolo mucho, no "pico" con lo de Susan Boyle. En una entrevista alguien le preguntó si ella se había apuntado al programa o si el programa la había encontrado a ella. Respuesta: lo segundo. El poder de la televisión es enorme y todo (absolutamente todo, incluida la moraleja del final, las autoacusaciones de cinismo, etc.) dejan al descubierto una sucísima preparación. Da la casualidad de que esta pobre señora sufrió daños irreparables en el cerebro durante su infancia; en un mundo ideal, sería precioso que se le reconociera su talento. Pero en el sucio mundo de la televisión, y más con la categorías de seres subhumanos que lo rigen, lo siento pero no me creo en absoluto que todo no estuviera absolutamente coreografiado (la edición tramposa, preparar a la audiencia presentándola como una "freak", etc.)
Es muy triste, a mí desde luego no me ha emocionado semejante ejercicio de manipulación televisiva.
Mejor que yo lo explican aquí:
http://www.thecriticalcondition.com/2009/04/16/boyle/
Es verdad: queremos que la historia sea cierta. De pe a pa.
Uni, yo pensaba que era escéptica y descreída, ¡pero me ganas!
La verdad es que es sospechoso, sobretodo teniendo en cuenta los antecedentes de estos programas y otros peores. Yo no les presto demasiada atención, porque de entrada ya me parecen manipuladores. Tanto los que los hacen, como los que participan en ellos. Mira si no el caso de Jade Goody.
En fin, sabremos de qué va la cosa según el camino que tome.
Saludos.
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