martes, 28 de julio de 2009

Pelisssss

(fotograma de Un novio para mi mujer)

Hace tiempo que no os cuento las películas que he ido a ver. Os cuento las que todavía están en cartel.

Después del folletín inaguantable de Tetro, he visto otra peli bastante mala, Háblame de amor (Parlami d'amore; Silvio Muccino, Italia 2008).
Sí, ya sé que con ese título no podía esperar nada bueno, pero a veces las películas te dan gratas sorpresas a pesar del título, como la siguiente que vi.

Fui a ver Háblame de amor porque está dirigida y protagonizada por Silvio Muccino, el protagonista de Manuale d'amore, película de 2005 que me gustó y con la que me reí un montón (la primera, porque la segunda parte no valía un duro).
Le da la réplica femenina Aitana Sánchez Gijón, que no está mal. El problema a mi entender es de guión, intragable.

Después, en cambio, he visto Un novio para mi mujer (Juan Taratuto, Argentina 2008), que por el título nadie iría a verla, y sin embargo es una película bien hecha, divertida y entretenida. Su protagonista femenina (Valeria Bertuccelli) está genial en su papel de insoportable misántropa tiquismiquis y cascarrabias (en muchos momentos me identifiqué y solidaricé con ella), y los secundarios también están bien.

Es una película de bajo presupuesto que para mí habría sido bastante redonda con otro protagonista masculino (Adrián Suar). Me pareció una mala imitación de Ricardo Darín. Física y gestualmente, que aunque es algo más rubio, parece que lo imita, lleva el mismo corte de pelo y el mismo tipo de ropa. Y en toda la peli no pude escaparme de las comparaciones.

La última que he visto, Despedidas (Okuribito; Yojiro Takita, Japón 2008), es una delicia de película. Ganó merecidamente el Oscar 2009 a la mejor película de habla no inglesa.
Un joven violonchelista se queda en paro y vuelve con su mujer a su pueblo de origen, donde consigue un trabajo de lo que aquí se denominaría tanatopráctico, aunque dista bastante de lo que se hace aquí. El trabajo de tanatopráctico consiste en preparar al difunto para el entierro (lavarlo, vestirlo, maquillarlo, embalsamarlo si es necesario...).
En Japón (o al menos es lo que nos muestran en la película), esto se hace delante de la familia, con un cuidado, respeto y delicadeza que sorprende. Para Daigo, que ni siquiera ha visto nunca un muerto ni un ataúd, es una dura prueba que va superando con maestría. Por vergüenza oculta a su mujer y a sus amigos a lo que se dedica, mientras se entrega con sensibilidad al trance de ayudar a las despedidas.
A diferencia de lo que puede parecer, no es una película morbosa, ni trágica. Tiene momentos cómicos, momentos dramáticos y momentos de reflexión.
La música, en su mayor parte violonchelo, es el complemento perfecto a las imágenes que nos envuelven durante las algo más de dos horas que dura la película, que pasan sin sentirlas.

También he visto, y creo que son recomendables (por si las queréis ver en DVD): Still Walking (Aruitemo, aruitemo; Hirokazu Koreeda, Japón 2008), El primer día del resto de tu vida (Le premier jour du reste de ta vie; Rémi Bezançon, Francia 2008) y La caja de Pandora (Pandora'nin Kutusu; Yesim Ustaoglu, Turquía 2008).

jueves, 23 de julio de 2009

¡Premio!

Candela y su familia han hecho un viaje de ensueño tanto desde el punto de vista viajero en sí, de llenar la pelotilla del ojo, recorriendo maravillosos lugares, como desde el punto de vista emocional, haciendo realidad una ilusión en un ambiente entrañable que nos ha embriagado a quienes las hemos seguido.

Y no sólo ha hecho posible ese sueño, sino que nos lo ha ido contando incansablemente desde su blog Por algo lo digo, sorteando las dificultades que sabemos aparecen cuando uno viaja, despreciando el cansancio tras jornadas agotadoras, y encima lo ha hecho de forma amena, haciéndonos partícipes a sus seguidores de sus descubrimientos, integrándonos como uno más de los viajeros.

Por si fuera poco, al llegar se ha sacado de la chistera unos premios... ¡que encima nos concede a nosotros!, cuando ella debiera llevárselos todos.
Así que sólo puedo darle las gracias por haberme otorgado un inmerecido premio que me tomo como un souvenir traído de las tierras por donde han estado.

Sus condiciones son éstas:

1. Puedes otorgar este premio a otros blogs viajeros si antes lo has recibido tú.
2. Puedes no otorgarlo a nadie más o hacerlo en el tiempo cuando quieras.
3. Puedes otorgar cualquier categoría del premio independientemente de la que hayas recibido tú.
4. Al entregarlo a otros blogs puedes dar otro significado a cada una de las modalidades o incluso crear modalidades nuevas.
5. Debes indicar la dirección del blog que te dio el premio.
6. Puedes renunciar al premio no adjuntándolo en tu blog.

Y aunque mi viaje a Marruecos no tiene comparación, me hace ilusión conceder a mi vez el premio a los que me seguís, a los que estáis ahí y me habláis, ande donde ande, aunque ya hayáis recibido el premio:

Ah! Tampoco comportan compromiso ni obligan a nada.

lunes, 20 de julio de 2009

Marruecos

¡Ya estoy otra vez aquí, de vuelta!
Ha sido una semana intensa en Marruecos. Teníamos que ir tres amigas, pero una perdió el avión (!), así que sólo fuimos dos.

Es un viaje que yo nunca habría planeado, pero como no tenía ningún plan...
Para ser más exactos, mi plan era no ir a ninguna parte, y me dejé convencer. Pues bien, está claro que los viajes que no se planean son los mejores.

Yo partía de Barcelona, y nos encontrábamos en el aeropuerto de Marrakech.
Pasamos la primera noche aquí, y a la mañana siguiente, decidí que aquel país no era para mi, juré que no volvería. Me pareció una ciudad y unos habitantes demasiado agresivos para mi.
Pero tomamos un autocar a Essaouira, donde hemos pasado la mayor parte de los días, y he vuelto enamorada.

Essaouira es una ciudad pesquera en la costa atlántica de Marruecos, desde aquí en línea recta hacia el oeste.
Tiene una Medina amurallada constituida por un laberinto de estrechas callejuelas y un par de calles anchas atravesadas por puentes, plagadas de tiendas de artesanía, en su mayor parte ropa, calzado, bisutería, marquetería y cerámica. Tiene además mercado de pescado, de especias y de cereales diario.

Lo peor, el azote constante de los vientos alisios, que hace que el tiempo no sea caluroso (hemos dormido todos los días con manta), y sea el paraíso de los practicantes del surf y el Kite-surf. Por la misma razón, no te das cuenta de cómo pega el sol, con lo que he sufrido quemaduras en cara y cuello, la mitad inferior de las piernas y los pies (lo único que no llevaba cubierto).

Lo mejor, su gente, su amabilidad y su hospitalidad. Hemos hecho muchos amigos, de los que nos ha dado mucha pena despedirnos.

Gracias a ellos, puedo decir que seguro que volveré a Marruecos.

Pero mañana... ¡¡¡A trabajar!!!

lunes, 13 de julio de 2009

¡Vacaciones!

Me voy de vacaciones.
Unos días, solamente, pero me voy.
¡Qué ganas, de romper con la rutina, de desligarme del trabajo, de jefes y, sobretodo, de algunos que "trabajan" conmigo!

Si todo va bien, cuando se publiquen estas líneas ya no estaré aquí.
Espero descansar un poco, hacer muchas fotos y enseñar algunas.
Me voy a la aventura, y espero que todo salga bien.
A la vuelta comentaré cosas de donde voy, porque no conozco nada y tampoco he tenido tiempo de buscar información, así que todo será sorpresa.

Dudo que pueda conectarme a Internet, así que disculpadme porque durante unos días (pocos) no atenderé a comentarios. Espero cuando vuelva tener mucha faena acumulada.

¡Hasta la vuelta!

sábado, 11 de julio de 2009

Trámites

En la calle Balmes había una comisaría de policía para tramitar documentos, antigua pero que funcionaba muy bien, sin pausa al mediodía, y los sábados por la mañana. No sé por qué razón, la han cerrado. Han habilitado otra en la calle Muntaner, pero cierran al mediodía. El horario es amplio, aunque engañoso. De 9 de la mañana a 9 de la noche, con un descanso de 2 a 4 del mediodía. Cuando abren las puertas, reparten números para atender, y cierran la oferta de números al cabo de una hora y media o dos horas. Una hora antes de que abran ya hay cola.
Fui a renovarme el pasaporte el martes, aprovechando que salí pronto por la tarde. Llegué a las 7, y naturalmente, ya no daban números.

Aproveché el miércoles que tuve que salir del hospital para llevar a mis hijos a la estación, se iban a Almería a ver a su padre. El tren salía a las 15 horas, y de allí fui directamente a la comisaría, donde ya había gente haciendo cola en la entrada. Una cola que iba creciendo incansablemente.

Detrás de mi tenía una chica de unos veintipocos años, que iba a renovarse el DNI.
Al cabo de un rato llegó un chico de edad parecida, se acercó a la chica, la saludó sin sonreir con un hola, y supe que era su novio porque después de unos momentos ella le besó en los labios.

Me enteré que iban a un concierto en Galicia al día siguiente, de acampada, porque la chica hizo algún trámite por el móvil.
El chico al parecer había hecho otro trámite respecto al campamento, se había enterado que no había vigilancia, y parecía que le echaba la culpa a ella.
Yo no prestaba atención, pero era difícil no oírle, porque no se cortaba ni un pelo ni bajaba la voz. Llevaba melena y aspecto moderno, y sin embargo me trasladó a una época pasada. A ella apenas la oía cuando asentía. Parecía que ella hacía suposiciones y se imaginaba que no habría vigilancia.
Él, enfadado:

¿Sí o no? Si no lo sabes, no te lo inventes
.

Ella contestaba:

No lo sé
.

y él reiteraba:

Si no lo sabes, pues dilo
.

Al cabo de un rato le oía otra vez a él:

¡No me digas lo que tengo que hacer, ya sé lo que tengo que hacer!, con voz autoritaria y de pocos amigos.

Y mientras avanzaba la cola, él:

...y una cosa te digo: cuando te digo que no puedo hacer algo, no me respondas que tú sí. Ya lo doy por supuesto, que tú sí puedes.

A ella no la oía ni rechistar.
Me entraron ganas de llevarla aparte y decirle:

Chica, deja a este mamarracho antes de que sea demasiado tarde.
Pero no me atrevo a hacer estas cosas.

Una vez dentro de la comisaría, les perdí la pista.
La cosa fue rápida, muchas mesas atendiendo y la gente fluía.
Salí de la comisaría con mi pasaporte electrónico, olvidándome de la parejita.

jueves, 9 de julio de 2009

Maldito Tour


Somos taaaan europeos, que hasta el tour de Francia pasa por aquí.

Lo que piense la gente de a pie que tenemos que trabajar (porque NO es festivo) y seguir con la vida normal no importa a nadie. Lo que cuenta es que la carrera ciclista más importante del mundo va a pasar por Catalunya, que nos van a ver desde todas partes, y que vamos a hacer la ola amarilla más grande, que no va a ser una ola, va a ser un tsunami, y vamos a salir en el Guinnes.

Se corta el tráfico, carreteras, calles, avenidas, paseos, se modifican rutas de transporte público, no se permite aparcar, allá por donde pasa la caravana.

El coche te lo subes a tu casa o te lo comes, porque si está aparcado donde pasa el pelotón, se lo llevará la grúa. No te quejes, que no te van a poner multa por tener el coche BIEN aparcado. Sólo tendrás que buscarte la vida para ir a recogerlo donde lo hayan llevado, y apañártelas como puedas mientras tanto.

Te aconsejan que si tienes que utilizar el coche (como si no supieran los desplazamientos que hay diariamente), cambies la ruta (como si hubiera alternativas). No te preocupes, tus jefes lo entenderán, si llegas tarde, o si no llegas. Con un poco de suerte, ellos tampoco llegarán. Pero es que pasa el tour, oiga.

Hay más policía y medios de seguridad desplegados que para cualquier otro evento que se haya conocido aquí.

Este acontecimiento nos va a reportar taaaantos beneficios, que me gustaría conocer tan sólo algunos, a quién, y si vale la pena.

No soy contraria a que haya eventos especiales en la ciudad, y se entiende que a veces hay que sufrir por ello ciertas molestias. Con lo que no estoy de acuerdo es con que se hagan sin previsión ni alternativas.

No se puede decir: Aaaaaah.... se siente...!!!

martes, 7 de julio de 2009

Literatura frustrada

Dicen que una de las claves de la felicidad es terminar las cosas que se empiezan. Y debe ser verdad, porque me cuesta un disgusto dejar un libro a medias.
No los dejo fácilmente, les doy varias oportunidades antes de abandonarlos, secuela de cuando en el instituto nos obligaban a leer determinadas obras.
Me hicieron leer Solitud de Víctor Català (Caterina Albert), un buen tocho que me resultó soporífero hasta la mitad, a partir de la cual empezó a apasionarme.

Entonces, cuando tengo en mis manos uno que empieza a atragantárseme, pienso: lee un poquito más... quizás en el siguiente capítulo...
Así, cuento con una corta lista de libros inacabados, y en cambio la lista de los que no me han seducido, o no me han provocado ni frío ni calor, es bastante más larga.
Me duelen especialmente los libros que no puedo acabar y que en cambio han contado con el entusiasmo de otros lectores, no de cualquiera, sino de gente que me parece de buen criterio. Un ejemplo es La conjura de los necios, de John K Toole. No pude con él.

A veces los dejo reposar y los retomo al cabo de un tiempo, a ver si soy yo, a ver si no estaba en el mejor momento para leerlo, a ver si las circunstancias no acompañaban...

Excusas.

El libro que ahora ha pasado a ocupar espacio en la estantería con sus últimas páginas sin usar ha tenido tan buenas críticas como su autor (no he leído ninguna negativa), por lo que se me ha hecho especialmente difícil abandonarlo y ha aumentado mi frustración.
Fue Novela del año para la revista Time, y elegida mejor libro de ficción por el Círculo Nacional de Críticos Literarios de Estados Unidos.

Estoy hablando de 2666, la novela póstuma de Roberto Bolaño.

Bolaño murió en Barcelona con 50 años, víctima de una insuficiencia hepática. Nacido en Chile en 1953, se trasladó con su familia a México a los 15 años, donde empezó a escribir. Tras recorrer varios países europeos y africanos, se estableció definitivamente en Barcelona en 1977. Empezó a ser reconocido en los 90, y en 1999 le concedieron el premio Herralde y el Rómulo Gallegos (considerado el Nobel de latinoamérica) por su novela Los detectives salvajes.

2666 se publicó al año siguiente de morir Bolaño, en 2004, y le concedieron, además de los nombrados, el premio Salambó, que otorgan los propios escritores a la mejor novela escrita en castellano, por abrumadora mayoría, y el premio a la novela con mejor acogida por la prensa especializada, concedido por la Fundación José Manuel Lara Hernández.

2666 son en realidad 5 libros, o al menos su autor así lo tenía pensado, pero sus herederos, por razones que se me escapan, decidieron publicarlo como un único tomo de más de mil páginas, dividido en 5 partes.

He conseguido leer 3 partes y media.

Al menos las que he leído, se pueden leer independientes. Prácticamente no tienen nada que ver la una con la otra. Como si fueran libros distintos. Pero como libros distintos, tampoco me habrían gustado.
Dicen que la última es el colofón, la cuadratura del círculo, la que relaciona y explica las demás, pero no he sido capaz de llegar a ella. Me niego. No quiero perder ni un minuto más de mi vida en algo que me aburre soberanamente.
Y lo siento, de verdad. Está muy bien escrito, pero no me dice nada.

Dicho todo esto, no quiere decir que no vaya a volver a leer a Bolaño. Al contrario, me ha frustrado tanto, que leeré otro libro suyo intentando reconciliarme con él.

Tanta gente no puede estar equivocada.

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